Ese día que me dejaste conocí la verdad con cara de puñal. Cuando te alejaste aprendí lo que tarda en terminar un para siempre. Menos mal que mentiste: así se derrumbaron mis pilares y esos en lo que creía. Y cuando me hicieron sufrir, comprobé que aún vivía; esa vez que sin darte cuenta me presentaste a Date Por Vencida. Si todavía estuvieran aquí no sabría lo que es sentirse vacía. Ese jueves cuando me soltaste me regalaste el sabor de la caída. Cuando ni me mirás! A vos te debo mis bajas de autoestima. Salvar tu pellejo me costó un puñado de dignidad que ya di por perdida. Aprendí a llorar por dentro, a esconder parte de lo que siento. A olbigarme a dudar todo el tiempo. Con ustedes aprendí a retroceder. Con tu jueguito venía de premio la experiencia de la mala amiga; con esos secretos que guardamos conseguí acercarme a las mentiras. Y con todos tus rechazos estoy en duelo con la valentía. Pero en fin, sinceramente gracias, al menos no perdí el tiempo: aprendí tantas cosas que juro, no me arrepiento.
martes, 9 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario