martes, 9 de marzo de 2010

Ese día que me dejaste conocí la verdad con cara de puñal. Cuando te alejaste aprendí lo que tarda en terminar un para siempre. Menos mal que mentiste: así se derrumbaron mis pilares y esos en lo que creía. Y cuando me hicieron sufrir, comprobé que aún vivía; esa vez que sin darte cuenta me presentaste a Date Por Vencida. Si todavía estuvieran aquí no sabría lo que es sentirse vacía. Ese jueves cuando me soltaste me regalaste el sabor de la caída. Cuando ni me mirás! A vos te debo mis bajas de autoestima. Salvar tu pellejo me costó un puñado de dignidad que ya di por perdida. Aprendí a llorar por dentro, a esconder parte de lo que siento. A olbigarme a dudar todo el tiempo. Con ustedes aprendí a retroceder. Con tu jueguito venía de premio la experiencia de la mala amiga; con esos secretos que guardamos conseguí acercarme a las mentiras. Y con todos tus rechazos estoy en duelo con la valentía. Pero en fin, sinceramente gracias, al menos no perdí el tiempo: aprendí tantas cosas que juro, no me arrepiento.

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