miércoles, 27 de enero de 2010

Que pase el que sigue. He visto tus caras por varios ratos tan largos, tan interminables, lentos. Que pase el que sigue, ya no se qué día es, ni qué pasó ayer, o qué fue de lo que perdimos. Ya no siento el tiempo, se ha gastado el cd de tus besos, ya no sé si sos o no sos. Que venga otro, el próximo número; ya no estoy para tu compro-pero-no-pago, no voy a seguir vendiéndote fiado. Un viento mejor o peor, pero distinto. Es que tu brisa se agotó, el perfume que traías va perdiendo su color. Que quede claro, yo te avisé: no soy de vivir solamente del ayer. Todas esas veces que me pregunté hasta cuándo te iba a querer. Tal vez no falte poco, tal vez falte nada, solo sé que mi celda ya le hice una ventana porque me cansé de siempre tener nada, de quedarme encerrada, de extrañarte a vos y solo a vos. Todo lo que te pensás que sos te lo hice sentir yo. Me cansé de cansarme, de ilusionarme (y al revés) por los mismos ojos con distintas miradas. Que pase el que sigue, con vos terminé; no tenés algo mejor que hacer? A mi tiempo no lo quiero perder otra vez.

jueves, 21 de enero de 2010


Él no va a mirar, no. Él sabe que estoy acá y por eso no va a mirar. Y como no quiere ver, tampoco va a saber cuándo me voy. Y aunque nadie me crea, a veces ni yo; al fin y al cabo voy podiendo dejarlo ir. No sé si para siempre o para nunca más, solo se que es más fácil sufrir y llorar, quedarme ciega, dejarme estar. Dame un poco más de tiempo, poco a poco me vuelvo a soportar. Por vos ya no quiero estar mal.

Llorar y reír por la misma razón, divertirme con algo y al final.. al final y después del final, no. Ser ciclotímica. Que no me salga ni llorar. Escuchar canciones que no sean para pensar, y mucho menos para recordar. Llenar ese vacío con tanto vicio, tanto descontrol. Bajar: hasta tocar fondo no voy a parar. Eso es un martes para mí. Querer caminar detras mío para saber que anda mal, para levantar esas ganas que sé, volví a tirar. Tenerlo todo y no valorarlo. Ese miedo a que se rían, o peor: nadie va a entenderme, tenga razón o no. Todo llega, pero y? Cuándo me toca a mí? Papel y lápiz por favor, que este martes aún no terminó. Es frustrante ver cómo no puedo, aunque me calma saber que todavía puedo elegir, después de todo, elegir no hacer nada es elegir.
Una vuelta más, un amague más. Otras palabras, un nuevo aliento, repuesto de fuerzas, un pacto con mis sentimientos. Pocas metas aunque claras: cambiar las ondas, ponerle garra. Creer en algo, coser las alas, darle vida a aquellas sabias palabras: no está muerto quien pelea.. y yo que vuelvo a caminar. Por suerte se hace más tarde; adiós martes, no hay nada más que reprochar.
Ahora que no tengo nada bueno para hacer, me acuerdo de todos. De ellos, de esos, de todas y de mí.
Releyendo esas risas que le supe regalar me doy cuenta que aunque el tiempo se ocupó de cambiar muchas cosas, no pudo arrancar ese brillo de mis ojos cuando la memoria lo nombra. Y no es porque todavía sigue jugando algún partido con mis sentimientos, es simplemente la experiencia que me sigue advirtiendo que es mentira el olvido y que a pesar de haberlo perdido todo, nuestras voces se reconocen por todas esas veces que supieron escucharse.
Acordarme de vos es algo rutinario. Siempre consigo hacerte un lugar en mis días. Me divierto encontrando tu lugar en mi futuro, tomándome de las manos, muriéndote si me perdés. De a poco empeora cuando me obligo a no ahuyentarte con esto que siento; al fin voy aprendiendo a morderme la lengua una y otra vez. Y así, soy amiga del silencio que me pasa factura, así le voy pagando con alguna que otra noche sin dormir, con estas caras cansadas de amargura, que llaman la atención de quien pasa frente a mí.
Hay lugar para todas ellas: mujeres que han dejado muy valiosas lecciones, con buenos o malos ejemplos; a propósito o sin querer, sin verlos venir. La mentira enferma poco a poco y la única cura es admitir. Las caretas dejalas para las fiestas: por favor no las uses si te doy lo mejor de mí. No dejar de sonreír, de contagiar alegría aunque solo hayan ganas de llorar. Ni esconderse para no gritar, hay más de un sordo que te quiere escuchar. Que no importa cuán complicado pueda ser: siempre cantan dos campanas y que es mejor no hablar de lo que no es sabido, de lo que no se ha sentido; no es bueno escupir así como si nada porque cuando te mojés la cara, la verguenza de refriega el error.
Y terminando por fin con este ahora, dejando ir a todos, a ellas y a vos; les dejo un saludo a los que me cuidan, a los que me quieren con un tornillo o dos.

domingo, 17 de enero de 2010

Siempre compro todas esas cosas que me tientan, tan imposibles, tan lejos de mí. Quiero eso: lo que más me hace daño, lo que más me haga sufrir. Sí, sí, dos de esas cosas por favor.
A ver, veamos, para ser más detallistas..
El primero damelo mujeriego y superficial. Que busque a una chica bonita, de cuerpo privilegiado. Que sea un poco ciego y que se aferre a lo que no debe tanto o más que yo. Un poco histerico, sí, la dosis justa. Que sepa la fórmula para hacerme sonreír todo el tiempo, que me de bocetos de amor a cuentagotas. Y que al mismo tiempo, sea mi amigo y me cuente sus cosas, que logre mirarme y saber lo que me pasa y lo que no. Que a pesar de todo nos confiemos nuestras vidas. Que en el fondo sepa que siempre va a ser especial para mí. Ni rubio ni morocho, un poco desprolijo y distraído, mostrándose seguro de lo que va a decir.
El segundo lo necesito ocupado, jugando un partido al que nadie sabe cuánto tiempo le pueda quedar. Enamorado casi todo el tiempo de otra, aunque a veces sus miradas vengan hacia mí. Ni feo ni buen mozo.. que sepa jugar de 5 y que de vez en cuando se tenga confianza para definir. Que se haga esperar mereciéndose mi tiempo: por su andar sincero, por dejarme las cartas en la mesa y dejar que juegue yo. También tal vez sea necesario que algo me quiera, como para que no le de lo mismo si me lastima o si no.
Que me ponga en el banco de suplentes, y cuando el partido se complique me mande a calentar. Estoy segura que, cuando me de la oportunidad va a ser muy difícil que me saque la titularidad.
Lo pago todo al contado. Cuánto me va a costar?