jueves, 6 de agosto de 2009

Todas esas palabras que siempre necesito oír.
Al igual que
nada, que todo, que lo poco que tuvimos. Nada es eterno y siempre supimos que esto iba a terminar. Mal o bien, qué más da. Hoy sé que no me merecés, que yo no la pelié. Y aunque hoy sienta que nunca voy a poder dejarte ir, sé que hay muchos caminos que vienen hacia mí. Y voy a tomar alguno, aunque no sepa cuál, y seguiré, tropezaré; me volveré a perder. Y qué? Aunque no quiera, aunque me duela, aunque me piense como una flor que perdió el sol para volver a florecer y aunque mi inconciente te espera en algún otro lugar, igual voy a partir: después de todo, nunca tuve a donde ir. Y si te es indiferente, y si te morís por verme regresar, ya no me importará. Porque el pasado no es una carga que quiera soportar, porque voy a decidirme y te voy a olvidar, porque voy a actuar, a dejar de pensar. Que si sí, que si no. Y tal vez te recuerde, pero no voy a llorarte; y tal vez me hagas falta, pero no voy a extrañarte. Y hasta quizás un día me descostille de la risa, releyendo todo lo que te he pensado, pero nunca, voy a arrepentirme. No me escapo, incluso camino lentamente dándote chances de que me vuelvas a atrapar. Pero no para siempre. Me alejaré, me desprenderé, vos y ya sabemos que todo llega a su final. Voy a dejar de estar mal, de otro hombre me voy a enamorar. Y le hablaré de vos, nos reiremos los dos, sin rencor, sin dolor, con la felicidad de saber que te amé y te lloré, que nunca te tuve y me salvé.

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