jueves, 10 de diciembre de 2009

Para mí nunca fue fácil quererme así como así, siempre siendo tan yo, con esta cabeza que va más rápido que cualquier reloj. No es simple que confíe en mí, eso de la fe, de las ganas, nunca funcionó del todo bien. Y me pregunto por qué, y me preguntan por qué. NO SÉ. Debe ser esto de sentirme así, siempre un poco menos que alguien más, nunca un tanto por encima de lo que creo poder saltar. Esas ganas locas de poder creerme más alla, de sentirme más segura en cada paso que intento dar. Yo no sirvo para sobresaltar, ni para inventar, ni para llegar a donde quiero llegar. No me siento con el derecho de ganar, siendo así, tan imperfecta, con esta figura que tiene de sobra. Es mi cuerpo que me ata al miedo del rechazo, esa es la cruz que me hunde paso tras paso. Y a la vez no me puedo soportar razonando así, pero una vez más el espejo me lo hace sentir. Ya no se qué hacer por mí, me prometo superarlo, dejar la estupidez partir. Pero no puedo: me veo y me recuerdo todo lo poco que puedo lograr estando así. Es un círculo vicioso, me detesto por esta absurda superficialidad, pero no puedo dejarlo, cambiar de opinión. Me pido perdón. Les pido perdón. El tiempo sigue pasando y no consigo estar mejor. Tarde o temprano saldré a arreglarlo, a repararme, a subirme el autoestima. Quién si no yo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario