martes, 24 de agosto de 2010

Sentirse mal no es nada bueno dije una vez. Pero hoy veo que no, que sentirse mal no es TAN malo. A nadie le gusta pero reconozco que es de la única manera con la que comienzan los cambios, la forma con la que me replanteo qué quiero para mí. Sentirse mal es el comienzo del camino: osurso e imprevisible, traicionero y denso. Pero aún así no deja de ser eso: un camino, que a algún lugar nos lleva.

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